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Bitácora de viaje: primer triunfo en la historia de un representativo de la LMB en Asia


Las jóvenes promesas del beisbol mexicano participan en la liga de desarrollo otoñal de Corea del Sur

Ulsan, Corea del Sur, 24 de octubre de 2024.- El manager Héctor Hugo Hurtado, el hombre de las tres “H”, requirió de un viaje de 28 horas para agregarle una cuarta hache a su nombre: Histórico.

El equipo de Prospectos Estrellas de la Liga Mexicana de Beisbol que comanda el timonel oriundo de Navojoa, Sonora, es el primero en la historia que representa al circuito de verano en un torneo en Asia.

El traslado de 28 horas desde la Ciudad de México hasta Ulsan, Corea del Sur, incluyó una escala en San Francisco y un recorrido vía terrestre de cinco horas desde Seúl.

Ni las quince horas de diferencia con respecto al tiempo del centro de México, ni el cansancio del viaje afectaron el ánimo del equipo. La escuadra, conformada por las jóvenes promesas de beisbol mexicano, tiene en promedio 21 años de edad, pero son guiados por la sabiduría del manager y del staff de coaches que integran Luis Fernando Méndez, Humberto Rojas, Iván Terrazas y el trainer Tonatiuh Cruz.

Corea del Sur nos recibe con días lluviosos, pero el ambiente ofrece por lapsos la sensación cálida de la costa.

A su llegada, peloteros y coaches se dedicaron a explorar de inmediato en los alrededores del hotel.

Ulsan es una ciudad industrial con más de 200 fábricas. Por lo que vimos desde el traslado en Seúl, las ciudades en Corea del Sur, debido a la alta densidad demográfica, están diseñadas en forma vertical: los rascacielos se acumulan uno tras de otro. Edificios de treinta pisos o más, uno tras otro, te saludan repletos de letreros de anuncios coloridos con los diversos caracteres del alfabeto coreano.


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—Ahí dice clarito lo que es —comenta Luis Fernando Méndez, con falsa seriedad en el rostro que desata risas a su alrededor—. Mala tuya por no entender, pero ahí dice clarito.

El choque de culturas es evidente. Los mexicanos son estridentes, no se separan de su bocina a todo volumen, bailan, gritan y ríen; por su lado, los asiáticos son todo hospitalidad y respeto, sonríen tímidamente e inclinan la cabeza para saludar.

Día de juego e inicia el recorrido en el autobús: desde el hotel en Ulsan hasta el campo de entrenamiento en Gijang el trayecto es de cuarenta minutos. El equipo se encarga de hacerle entender al conductor que la palabra “Miyagi” significa “chofer” en español.

—Todos arriba. Vámonos, Miyagi.

—Ese era un tope, Miyagi.

—Písale, Miyagi.

Antes de llegar al Gijang Hyundai Dream Ballpark nos avisan que el juego del debut ante los Fukuoka SoftBank Hawks, de Japón, fue cancelado debido a la lluvia.

El equipo no pierde el ánimo, al contrario, aprovechan el día para soltar el brazo y hacer swings frente a la malla en un campo alterno.

La emoción en el ambiente es evidente. Este torneo es el escaparate internacional para llenar el ojo de los scouts. Varios sueñan con firmar para algún equipo de la Korean Baseball Organization (KBO). Cuatro de diez equipos que conforman la liga coreana participan en esta liga de desarrollo: NC Dinos, Lotte Giants, LG Twins y Goyang Heroes.

Las historias al interior del equipo de Prospectos Estrellas de la LMB son de pasión por el beisbol desde la infancia, por lo que la firma internacional sería el revulsivo que lleve sus carreras a otro nivel.

Alejandro Trujillo juega desde los cuatro años de edad en una liga pequeña en Veracruz; Emiliano Valencia también empezó desde los cuatro años, motivado por sus papás para ir junto a su hermano a una liga infantil.

Otros llevan el amor al beisbol en la sangre. Como Adrián Saucedo, cuyos padres jugaron beisbol; o Isaac Briones, cuya madre fue pitcher de softbol y su papá jugador de beisbol y softbol. Ni qué decir de Luis Carlos Martínez, hijo del pelotero del mismo nombre, apodado “El Pichi”, que jugó a lo largo de 15 campañas en la LMB con Saltillo, Puebla, Aguascalientes, Veracruz y Dos Laredos.

—Mi papá me llevaba a los estadios desde pequeño —recuerda “El Pichito”— y desde ahí me ponía a batear en todos lados. Practiqué futbol, taekwondo, atletismo, pero nunca quise dejar el beisbol, esto es lo que amo.

Muchos de los integrantes de esta escuadra pasaron por la Academia de la Liga Mexicana de Beisbol en El Carmen, Nuevo León. Braulio Cavero, Aldo Núñez, José Manuel Hernández, Fernando Villalobos, Luis Carlos Martínez, Luis Javier Amador, Daniel Zazueta, Brayan Mendoza, Oscar Valenzuela, Anhuar García y Jorge Monroy.

Para otros, como Juan Tinoco, el beisbol es sinónimo de oportunidades por aprovechar. Llegó a un tryout de Pericos de Puebla en su antigua academia en Atlixco. Le fue muy bien, lo firmaron y a los pocos días su vida dio un giro definitivo que lo llevó por las distintas sucursales del equipo hasta hacer su debut en la Liga Mexicana de Beisbol en 2023.

De regreso al hotel, los peloteros bombardean de preguntas al traductor designado por el comité organizador de la Ulsan KBO Fall League para acompañar al equipo de la LMB. Se llama Geonhoo Park, pero él se presenta como Carlos. Es todo cordialidad y profesionalismo. Su español es perfecto, al grado de que detecta los albures y, aunque no los responde, los evade. Tiene una paciencia enorme, la necesaria para saciar la curiosidad de los visitantes.

—¿Aquí es cara la gasolina?

—¿Qué es esa luz roja?

—¿Aquí hay venados?

—¿Por qué no hay perros en la calle?

—¿Por qué aquí todos se apellidan Kim o Park?

—¿Hay camiones que nos lleven a Corea del Norte?

Las diferencias entre mexicanos y coreanos se notan más a la hora de la comida. La cocina coreana es muy sazonada y se presenta con muchas guarniciones en un solo platillo: arroz, vegetales y carne con soya, ajo, jengibre y algas, con muchas combinaciones de dulce y salado.

Bulgogi, kimchi, bibimbap, gimbap, gogi güi, mandu, galbitang, bancha.

La mayoría se atreve a explorar con los nuevos sabores. Otros abortan la misión y los vemos regresar de la calle con bolsas de KFC y McDonalds.

La diferencia de horario con respecto a México nos manda a dormir a las ocho de la noche. A las cuatro de la mañana la mayoría ya están despiertos y empiezan a hacer chistes en el chat de WhatsApp en donde está todo el equipo.


EL DÍA DEL PRIMER TRIUNFO EN ASIA

Día nuevo y juego nuevo. Cambio de sede y de rival. El duelo para ese día fueron los Indy All Stars, de la liga coreana independiente, y se jugó en el Ulsan Munsu Baseball Stadium.

En el trayecto, el coach de pitcheo Luis Fernando Méndez demuestra que es un archivo viviente de anécdotas. Sus recuerdos toman otro nivel al ser el protagonista, en primera persona, de duelos ante leyendas como Aurelio Rodríguez, Teodoro Higuera y Fernando Valenzuela.

—Una vez Higuera y yo nos enfrentamos —comenta Méndez, ganador de 163 juegos a lo largo de 18 temporadas en la LMB—. El juego se fue 0-0 a extra innings. Higuera ponchó a 17, yo a 13. Yo lancé 10 entradas y gané el juego, Higuera salió después de nueve entradas.

La sorpresa ante aquella hazaña de Luis Fernando Méndez se corta de golpe ante el sonido a todo volumen de la bocina de Jorge Monroy.

Él y José Manuel Hernández, joyas a futuro de los Diablos Rojos del México, han sido roomies en la academia, en la Liga Invernal Mexicana, en un torneo de Selección Mexicana en Ensenada, en la Liga Norte de México, en la LMB con los Diablos Rojos y ahora de nueva cuenta en Corea del Sur.

Los tres Piratas de Campeche, Carlos Villegas, Daniel Zazueta y Jonathan Mendoza, también son inseparables. Lo mismo que los Leones de Yucatán: Anhuar García, Luis Ramírez y Fausto Hernández.

Junto a ellos, viaja Emiliano Valencia, jugador de cuadro de los Olmecas de Tabasco. Él es callado y observa sereno a sus compañeros. En su guante y en su swing se vislumbra el porte de un gran pelotero a futuro.

Braulio Cavero y Aldo Núñez viajan juntos. Ellos representan a los Acereros de Monclova. Cavero muestra poder en cada swing, quizá el cañonero más explosivo que trae este equipo. Núñez es una máquina de líneas, es dueño de un guante espectacular y de una sonrisa espontánea.

—Ey, yuca. Te trajiste al espíritu de Poseidón, ¿verdad? Por eso no pudimos jugar.

Llegamos al Ulsan Munsu Baseball Stadium, la segunda casa de los Lotte Giants de la KBO. Un parque de pelota con capacidad para 7,000 aficionados. Las instalaciones y las facilidades sorprenden por su belleza y practicidad.

—Oye, apá. Es increíble que esta sea la segunda casa de ese equipo, ¿no, apá? —comenta Oscar Mora, el querido batboy del equipo mexicano que es siempre servicial y carismático. Voltea hacia la barda del jardín derecho y pregunta—. Oye, Méndez, ¿qué será eso que anuncian allá?


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—Ahí dice, clarito. Mala tuya por no entender.

El equipo al fin salta al diamante y desata una ofensiva de 18 imparables para amarrar la histórica primera victoria de un equipo de prospectos de la Liga Mexicana de Beisbol en Asia.

Brayan Mendoza, Adrián Saucedo, Emiliano Valencia y Juan Tinoco brillaron a la ofensiva, Rigoberto Borbolla inició el juego en la lomita de las responsabilidades y Oscar Valenzuela colgó un par de argollas para acreditarse el triunfo.

El ambiente y la energía que se desprendió aquella tarde desde el dugout del equipo de la LMB, los gritos de aliento orquestados por la irreverencia de Gael Guzmán, “El Money”, impulsaron al equipo que con ese triunfo quedará para siempre en la historia como el primero en conquistar una victoria para un representativo de la Liga Mexicana de Beisbol en Asia.(www.lmb.com.mx / Leopoldo Ramírez Quezada).

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