En Jesús, su Hijo encarnado, Dios ha dicho la palabra definitiva sobre el hombre y sobre la historia, y la Iglesia vuelve a proponerla siempre con nueva confianza, sabiendo que es la única palabra capaz de dar sentido pleno a la vida del hombre.
Cristo es signo de contradicción, precisamente porque llega al fondo del alma, obliga a quien lo escucha a replantearse su vida y le pide la conversión del corazón.
«Velemos, pues, porque no sabemos qué día vendrá nuestro Señor». Estemos vigilantes en la oración. El año litúrgico está próximo a llegar a su fin. Qué San José y Santa María, Madre de la esperanza, nos animen a mantenernos despiertos y preparados para el día grande, misterioso, y glorioso de su advenimiento, como Señor glorioso de los pueblos, a juzgar a los vivos y los muertos, y a Reinar por siempre y para siempre ¡Amén!
SEMANA SACERDOTAL: Ofrece tu comunión sacramental o espiritual por la Santificación de los sacerdotes.