XIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO: 10 de agosto, 2025
- Del Puerto Noticias
- 10 ago
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¡Tengan ceñida la cintura y encendidas las lámparas!
Vigilar no es prever la hora del regreso, sino vivir como si el Señor pudiera llegar en cualquier instante. La fidelidad no se improvisa: se cultiva en los detalles de cada día.
• Tras hablar del tesoro y el corazón, Jesús introduce ahora la llamada a la vigilancia y la fidelidad (Lc 12,35-48), para evitar que la esperanza en el Reino se traduzca en pasividad. Las imágenes de “la cintura ceñida” y “la lámpara encendida” evocan una actitud activa, despierta y pronta para servir (cf. Ex 12,11; Mt 25,1-13; Ef 6,14).
• Ceñirse la cintura implicaba preparación para el viaje o para el servicio, mientras que mantener la lámpara encendida simbolizaba la disponibilidad ante lo inesperado, especialmente ante la venida del Señor.
En este contexto, ambas imágenes subrayan que la espiritualidad auténtica se traduce en atención concreta al presente, en fidelidad cotidiana.
Esperar al Señor no es cruzarse de brazos: "La esperanza cristiana se expresa con la lámpara encendida y el corazón en vela. El Reino no se espera dormido, sino de pie y con los zapatos puestos."
