«Pertenecer totalmente a Cristo quiere decir arder con su amor incandescente»

QUEDAR TRANSFORMADOS POR EL ESPLENDOR DE SU BELLEZA: NUESTRA PEQUEÑEZ SE LE OFRECE COMO SACRIFICIO DE SUAVE FRAGANCIA

Ser un fiel “testigo de Jesús Resucitado,” es anunciar con vigor y alegría el acontecimiento de la muerte y la resurrección de Cristo, centro del cristianismo, fulcro fundamental de nuestra fe.

“Pertenecer al Señor”exige de nosotros, una permanente confesión de fe, una inequívoca proclamación de la verdad que libera de la seducción de los falsos ídolos que nos deslumbran hoy en día.

Pertenecer a Cristo significa mantener siempre ardiente en el corazón una llama viva de amor, que debera ser alimentada continuamente por la riqueza de la fe, no sólo cuando lleva consigo la alegría interior, sino también cuando va unida a las dificultades, a la aridez, al sufrimiento, y que el alimento de la vida interior es la oración, íntimo coloquio del alma con su DIOS. Y participar asiduamente del misterio inefable de la divina Eucaristía, en la que se hace presente constantemente Cristo resucitado en la realidad de su carne, para vida del mundo.

Como almas consagradas, confiemos nuestras vidas a nuestro buen Padre Dios, que El, en su infinita misericordia y amor, haga descender sobre nosotros, Su gracia que todo lo transforma, eleva, perfecciona y glorifica.

Pbro, Guilibaldo Villa Domínguez

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