Es indispensable que estemos dispuestos y nos preparemos para perdernos "en Dios", vaciarnos completamente de nosotros, para recibir al Rey y haga "Su dulce morada en nuestras almas".
En la simplicidad del Adviento, descubramos la grandeza de un amor que se entrega sin reservas...Es Jesús, el Hijo de José..."el Dios que se hace hombre por nosotros," sintamonos amados y acogidos, descubramos que somos valiosos y únicos a los ojos del TODO DIOS.
Ya está cerca el Verbo de Dios, la Palabra del Padre, mantengamonos unidos en ferviente oración. Supliquemos a San José, su valiosísima intersección.