Lunes de la Octava de Pascua

☦️«No teman. Vayan, avisen a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán» Mt 28, 8-15.

Hoy el Resucitado nos repite a nosotros, como a aquellas mujeres que habían permanecido junto a él durante la Pasión, que no tengamos miedo de convertirnos en mensajeros del anuncio de su resurrección. No tiene nada que temer quien se encuentra con Jesús resucitado y a él se encomienda dócilmente. Este es el mensaje que los cristianos están llamados a difundir hasta los últimos confines de la tierra.

El Evangelio no dice nada de la Madre del Señor, de María, pero la tradición cristiana con razón la contempla mientras se alegra más que nadie al abrazar de nuevo a su Hijo divino, al que estrechó entre sus brazos cuando lo bajaron de la cruz. Ahora, después de la resurrección, la Madre del Redentor se alegra con los «amigos» de Jesús, que constituyen la Iglesia naciente.

A la vez que renuevo de corazón a todos mi felicitación pascual, la invoco a ella, "Madre Nuestra, Reina del cielo", para que mantenga viva la fe en la resurrección en cada uno de nosotros y nos convierta en mensajeros de la esperanza del resucitado.

iAleluya, Aleluya!

Pbro. Guilibaldo Villa Domínguez

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