II DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
“JESUS MOSTRÓ SU GLORIA Y SUS DISCÍPULOS CREYERON EN ÉL” Jn 2, 1-11
La liturgia de hoy propone el Evangelio de las bodas de Caná, junto a la visita de los Magos de Oriente y el Bautismo de Jesús, forma la trilogía de la epifanía, es decir de la manifestación de Cristo.
El episodio de la bodas de Caná es, en efecto, «el primero de los signos» (Jn 2, 11), es decir, el primer milagro realizado por Jesús, con el cual Él manifestó su gloria en público, suscitando la fe de sus discípulos, Con este «signo» de covertir el agua en vino, Jesús se revela como el Esposo mesiánico que vino a sellar con su pueblo la nueva y eterna Alianza, según las palabras de los profetas:
«Como se regocija el marido con su esposa, se regocija tu Dios contigo» (Is 62, 5).
Y el vino es símbolo de esta alegría del amor; pero hace referencia a la sangre, que Jesús derramará al final, para sellar su pacto nupcial con la humanidad. La Iglesia es la esposa de Cristo, quien la hace santa y bella con su gracia.