El Segundo Concilio de Constantinopla en el año (553 D.C.) le otorgó a María el título de Aeiparthenos (Virgen Perpetua)
- Del Puerto Noticias
- 12 ago 2024
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«La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre.
En efecto, el nacimiento de Cristo «lejos de disminuir consagró la integridad virginal» de su madre.
La mirada de la fe, unida al conjunto de la Revelación, puede descubrir las razones misteriosas por las que Dios, en su designio salvífico, quiso que su Hijo naciera de una virgen. Estas razones se refieren tanto a la persona y a la misión redentora de Cristo como a la aceptación por María de esta misión para con los hombres.
Pbro. Guilibaldo Villa Domínguez
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