Domingo de la Palabra de Dios

«Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura» Lc 4-21

La liturgia de hoy nos presenta a Jesús, que «con la fuerza del Espíritu» entra el sábado en la sinagoga de Nazaret, y como buen observante se une a la asamblea de sus paisanos en la oración y en la escucha de las Escrituras. Se pone en pie para hacer la lectura y encuentra un pasaje del profeta Isaías que empieza así: «El Espíritu del Señor está sobre mí, / porque el Señor me ha ungido. / Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres» (61, 1-2).

«No es casualidad que Él abriera el rollo y encontrara el capítulo de la lectura que profetiza sobre Él, sino que también esto fue obra de la providencia de Dios» (Lc 32, 3). De hecho, Jesús, terminada la lectura, en un silencio lleno de atención, dijo: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabas de oír» (Lc 4, 21). Jesús mismo es «el hoy» de la salvación en la historia, porque lleva a cumplimiento la plenitud de la redención. El término «hoy», nos remite al título cristológico “Salvador” «Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor» (Lc 2, 11).

Este pasaje «hoy» nos invita, nos hace pensar en nuestro modo de vivir el domingo: día de descanso y de la familia, pero antes aún día para dedicar al Señor, participando en la Eucaristía, en la que nos alimentamos del Cuerpo y Sangre de Cristo y de su Palabra de vida. Nos invita a la escucha, a la lectura asidua de la Sagrada Escritura. Antes de poder hablar de Dios y con Dios, es necesario escucharle, y la liturgia de la Iglesia es la «escuela» de esta escucha del Señor que nos habla. Finalmente, nos dice que cada momento puede convertirse en un «hoy» propicio para nuestra conversión. Cada día puede convertirse en el hoy salvífico, porque la salvación es historia que continúa para la Iglesia y para cada discípulo de Cristo. Este es el sentido cristiano del «carpe diem»: aprovecha el hoy en el que Dios te llama para darte la salvación.

Pbro. Guilibaldo Villa Domínguez

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