*Al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él

Juan 14, 21

⚜️En el pasaje evangélico del día de hoy, encontramos este misterioso «movimiento» trinitario, que lleva al Espíritu Santo y al Hijo a habitar en los discípulos. Aquí es Jesús mismo quien promete que pedirá al Padre que mande a los suyos el Espíritu, definido «otro Paráclito abogado defensor» Jn 14, 16.

En el momento en que Cristo, cumplida su misión, vuelva al Padre, el Padre enviara al Espíritu Santo, como Defensor y Consolador, para que permanezca para siempre con los creyentes, habitando dentro de ellos.

Así, entre Dios Padre y los discípulos se entabla, gracias a la mediación del Hijo y del Espíritu Santo, una relación íntima de reciprocidad: «Yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes», dice Jesús Jn 14, 20. Pero todo esto depende de una condición, que Cristo pone claramente al inicio: «Si me aman» Jn 14, 15, y que repite al final: «Al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él» Jn 14, 21.

Sin el amor a Jesús, que se manifiesta en la observancia de sus mandamientos, la persona se excluye del movimiento trinitario y comienza a encerrarse en sí misma, perdiendo la capacidad de recibir y comunicar a Dios.

«Si me aman». Jesús nos hace una invitación a vivir cada vez con mayor coherencia nuestra vocación en la Iglesia...

Acojámosla con fe y amor. Dejemos que se grabe en nuestro corazón; dejemos que nos acompañe a lo largo del camino de toda vuestra vida. No la olvidemos; no la perdamos por el camino. Meditemos con frecuencia esta invitación y, sobre todo, oremos con ella.

Así, permaneceremos fieles al amor de Cristo y nos daremos cuenta, con alegría continua, de que su palabra divina «caminará» con nosotros y «crecerá» en nosotros.

Pbro. Guilibaldo Villa Domínguez

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